Aldo Muñoz Castro
Eternal sunshine of the spotless mind (Eterno resplandor de una mente sin recuerdo)
Eterno resplandor de una mente sin recuerdo (2004) es una película de culto, y resaltaré, que es una película de culto sobre el amor. El tiempo le ha dado una fuerza especial que la ha vuelto una referencia de este género cinematográfico. Si genera el impacto que tiene es por diferentes aspectos que la enriquecen de tal forma que, aunque duela, es profundamente bella y romántica. Protagonizada por Kate Winslet y Jim Carrey, una gran actriz y un hombre que ha buscado ser valorado más allá de un estereotipo actoral, dan una mágica combinación al filme de Michel Gundry. Además, en su reparto aparecen figuras que, en los años posteriores, tuvieron o tienen un peso actoral importante en la industria del cine norteamericano, como son Kristen Dunst, Elijah Wood y Mark Ruffalo.

El amor y la tristeza tienen un vínculo especial en la vida, dos cosas que, en apariencia, no se llevan entre sí y no deben estar juntas, se cruzan mucho en la existencia humana y su particular unión genera una experiencia que es única en la vida y a la que el arte hace referencia constantemente. Se puede estar en el amor y vivirse triste. Como el enamorado que escribe poemas para su amada, aunque ella no le corresponda. Lo valioso de esto es ver a ese valiente que, no deja de amar, a pesar de estar triste y que lo triste lo lleva a amar más. La vida siempre nos muestra que las cosas van más lejos de lo que pensamos y creemos.
Recuerden una de las máximas que mi querida maestra y mentora, Norita, me enseño: De la tristeza nace la belleza. A pesar de ser triste, la película es bella porque narra la historia de amor de Joel y Clementine. La forma en cómo estos dos individuos logran encontrarse a pesar de no ser sociables, a pesar de ser unos bichos raros. Otorgan un aire de esperanza para todos nosotros, al decirnos que podemos encontrar a esa persona especial que necesitamos y anhelamos, porque ¿quién no se ha sentido como un bicho raro en su vida? Lo dice mejor el refrán: siempre hay un roto para un descosido.
De hecho, eso es parte de lo que es el amor. Ser especiales y únicos para una persona que es especial y única para nosotros.
Ser “los bichos raros”, a veces, nos da un matiz, una sensación de ser especiales y únicos, y a quien no le gusta sentirse así. De hecho, eso es parte de lo que es el amor. Ser especiales y únicos para una persona que es especial y única para nosotros. Joel y Clementine son especiales para ambos, dos oasis que se encuentran en el desierto de la vida. Pero los bichos raros realmente no existen, las personas somos muy diversas y claro que hay características que son comunes a la mayoría, pero quienes tienen particulares no dejan de ser parte del todo, y eso somos, un todo. Joel y Clementine son dos personas que dentro de sus vidas no les es fácil una habilidad, el socializar.
Si deseamos verlo así, tienen un problema, y los problemas son algo que todos compartimos como humanidad. La película muestra que la gente de su entorno vive dificultades, y esa es llanamente, la vida misma. Tendemos a sobrevalorar la sociabilidad y despreciar la individualidad. Pienso que es porque evolutivamente es mejor ser extrovertidos, nos facilita el sobrevivir. Sin embargo, un balance en las cosas es para mi una pauta de salud. Pero Clementine y Joel tienen una dificultad más en sus vidas que es lo que le da fuerza al filme mismo: la tristeza.
La tristeza también es común a todos nosotros. Existen personas que viven mucha tristeza a través de mucho tiempo y con eso tono pintan gran parte de su vida. Esto mismo es lo que dificulta el que ellos se puedan relacionar con el mundo, porque la tristeza tiende a llevarnos hacia el adentro; justo esto la da un toque mágico a esta historia de amor. La vida es un milagro en cada cosa que hace, el milagro de amor que atestiguamos es el descubrimiento mutuo de Joel y Clementine, de dos personas, con características específicas, que se logran encontrar, dos espíritus solitarios que tienen la oportunidad de acompañarse y amarse.
Las emociones existen, intentamos muchos mediatizarlas mediante ideas y demandas culturales, pero no podemos arrancarnos nuestra esencia biológica.
Cuando uno ama mucho, el separarse duele mucho. La forma en que vivimos, hombres y mujeres, un rompimiento es diferente por cómo nos educa el mundo. A las mujeres se les permite ser más emocionales que a los hombres, porque las emociones son debilidad; y erróneamente se cree que los hombres no son emocionales porque las emociones son signo de vulnerabilidad. Son patrañas. Las emociones existen, intentamos muchos mediatizarlas mediante ideas y demandas culturales, pero no podemos arrancarnos nuestra esencia biológica.
La narrativa de la película presenta diferentes tiempos y espacios. Lo que pasa cerca de, lo que será, el final de la película; lo que es el proceso de enamoramiento de Clementine y Joel (que en este punto se genera un bucle temporal muy interesante); y posteriormente, nos hablan del proceso donde vemos como se rompe la relación de ambos. Además, se viven los hechos desde la realidad última y común a todos los personajes, y desde lo que pasa en la mente de Joel. El punto de origen de la película, y que curiosamente no se ve en la cinta, tiene que ver con ella. Clementine es una mujer que “amaba demasiado que decidió olvidar”. Sí, el recurso más efectivo ante el dolor de la perdida es el olvido. Clementine ante su dolor, no tuvo otra salida, eligió hacer una última opción. Decide acudir a un lugar donde se dedican a borrar los recuerdos de la mente de la gente.
Ser sensibles no es signo de debilidad, al contrario, se requiere bastante fuerza para ser capaces de recibir y conciliar con esa capacidad de sentir a profundidad el mundo.
Clementine es una mujer, que en “el amar demasiado”, quizá no hemos notado una particularidad más de ella. Es una mujer muy sensible. Este mundo ha entendido muy erróneamente la sensibilidad. Primeramente, no es una particularidad de las mujeres, hay hombres que también son o somos muy sensibles. Obviamente en las mujeres se observa más esto porque, como dije líneas arriba, es algo se les permite. La tercera cosa es decir que ser sensibles no es signo de debilidad, al contrario, se requiere bastante fuerza para ser capaces de recibir y conciliar con esa capacidad de sentir a profundidad el mundo.
Hace unos días tuve la oportunidad de comprender esto mejor. Compartir una velada maravillosa, viendo justo esta película, con una chica que para mi es un ser blanco y de una transparencia que me asombra, además de sensible al mundo. Compartir esa sensibilidad con ella mientras veíamos el filme, fue una experiencia profundamente bella y que me llenó. Sigo agradecida con ella por eso, quizá no sepa el obsequio me dio y que no olvidare. Deseo regresarle otro obsequio que en esta envuelto en estas líneas. Sea lo que pase en nuestro camino, lo que recibí de su presencia fue algo que atesoro ya y siempre atesoraré.
Los seres sensibles, en esta nueva óptica que les invito seguir, ven la vida por decirlo así en 4K ultra hd. Por lo tanto, es necesario aprender a relacionarse con ellos, no demandarles fuerza porque, como ya les dije, bastante hacen uso de ella, que no quede duda al respecto. Dejarles si lo requieren, espacio para poder procesar todo lo que perciben, otorgares su tiempo y lugar. No hablo de darles un trato delicado y especial, no, hablo de aprender a vincularnos de verdad con ellos. Darles la pauta, de si lo requieren encapsularse pues reciben mucho “ruido del mundo” y requieren paz, pero, estar ahí hablándoles para que vuelvan a salir. En general, aprovechare esto y les diré que es importante aprender a relacionarnos con todas las personas respetando los matices de cada individuo.
Clementine ama mucho, por lo tanto, no le es fácil abrirse a alguien y le lleva tiempo recuperar del amor pues lo vive con mucha sensibilidad. A veces no sabe cómo hacerlo, va y viene, pero en su acercar caótico, cada acción habla de una criatura profundamente afectiva y dulce, que solo desea ser amada. Joel también es sensible, su problema es más su tristeza y soledad, que se suman a las heridas pendientes que tiene. Los hombres somos más agresivos, ante el sentirnos heridos tendemos a lastimar fácilmente. Eso es lo que hace que Joel y Clementine se separen, se lastiman mutuamente hasta el punto de romper su relación. Es cuando el amor se extingue y solo queda dolor que se hace sufrimiento.
Joel al enterarse de lo que hizo Clementine se siente herido y decide hacer lo mismo, acudiendo al mismo lugar para realizarse el mismo procedimiento. Lo que atestiguamos en la película es la lucha interna de Joel por evitar perder ese recuerdo, porque se da cuenta que lo hizo por despecho, pero esta inconsciente y no puede detener el procedimiento. Solo le queda huir dentro de su mente para proteger el recuerdo de su amada Clementine. Sin embargo, la vida es así, a veces es necesario despedirse, aunque no le queramos.
A veces, es necesario despedirse de alguien, jugársela a perder a la persona, para que se puedan perder las cosas que no están bien en la relación, que hieren, que lastiman, que nos roban vida, que nos matan.
Decir adiós es algo que tendemos a ver como el punto final y muchas veces lo es, pero no como lo hemos entendido en lo general. A veces, es necesario despedirse de alguien, jugársela a perder a la persona, para que se puedan perder las cosas que no están bien en la relación, que hieren, que lastiman, que nos roban vida, que nos matan. Despedirse es necesario también, porque en lo profundo de un adiós está el miedo a la muerte. Una perdida, es en sí, una forma de morir, el fin de una relación amorosa es una forma de muerte. Lo valioso de tener presente la muerte no tiene que ver con una ansiedad paranoica persecutoria. Tener miedo a la muerte, cuando lo logramos asimilar de forma saludable, nos permite entender que un adiós puede ser en verdad la última cosa que digamos y entonces, eso alumbre el vivir. Porque entenderemos que cada acción es mejor sentirla y vivirla a profundidad y con todos sus matices para que la vida nos sepa de verdad.
Yo hace un tiempo perdí muchas cosas. Aprendí a perder y a decir adiós, ahora con esa consciencia procuro “soltar”, porque muy pocas cosas me pertenece.
Ahora vivo cada experiencia recordando que puede ser la última y por eso le pongo más emoción (intensidad, pasión y, en general, amor) a lo que hago y digo. Procuro entonces agradecer lo que recibo. Puse esa pasión y esa emoción en mi salida con esta chica y la experiencia fue profunda, tan hermosa arroparla en mis brazos, secar sus lágrimas y ver un corazón muy vivo y sensible siendo como es. Una despedida es lo que pasa en el punto cumbre de la película. Cuando el recuerdo de Clementine, dentro de la mente de Joel, esta a punto de irse, ambos se dicen “adiós”. Es la escena, más triste, bella y más amorosa de toda la película.
Cuando dos personas están conectadas a profundidad, cuando uno es para el otro, cuando se pertenecen mutuamente, no se perderán.
El final de la película es el resultado del despedirse. Otra de las máximas que Norita me ha enseñado es que “lo que nos pertenece no lo perdemos”. Cuando dos personas están conectadas a profundidad, cuando uno es para el otro, cuando se pertenecen mutuamente, no se perderán. Aunque quieran olvidarse, no lo harán. Si se despiden y dicen adiós, y con ellos se despiden (e incluso se separan físicamente) de lo que no está bien, es decir, del dolor que viven, entonces, algo nuevo nace y el juego inicia de nuevo pero el nivel de los jugadores es otros. Eso mismo pasa con Joel y Clementine, ambos se pertenecen y deciden amarse de nuevo o, mejor dicho, de una nueva forma. El amor, como la materia y la energía, no se crea y se destruye, solo se transforma.
Por cierto, me falto algo por decir, aunque este es un posdata especial y particular… “Feliz cumpleaños”.
Aldo Muñoz
Psicoterapeuta