top of page
Buscar

Descubriendo a EMILIA PEREZ (segunda parte)

  • Foto del escritor: Aldo Muñoz Castro
    Aldo Muñoz Castro
  • 14 oct
  • 5 Min. de lectura

Por otra parte, otro reclamo que se ha desatado producto de la realización de esta cinta tiene que ver con la forma en que se aborda el tema del cambio de género del protagonista, un término inexacto para nuestro presente, pero lo uso con la intención de resaltar la importancia de comprender los términos más apropiado como lo son el “cambio de identidad de género”, “la reasignación de género” y sobre todo el de “transición de género”, para acercarnos, un poco, y comenzar a entender lo que es la experiencia de la transición de género de forma global y poder hablar, desde este poco conocimiento que tengo, de las personas trans. Si el abordaje que hago del tema es superficial es para evitar caer en inexactitudes porque lo que hablo no va en función de desarrollarlo a profundidad (no tengo toda la capacidad y conocimiento para hacerlo en este momento), mi comentario va en función del cómo se aborda el fenómeno en la película y aportar, lo mínimo que pueda, a visibilizar el tema.


La película es una oportunidad para las personas trans de mostrar su realidad, sobre todo porque el personaje principal transiciona y porque además este rol es ejecutado por una mujer trans, Karla Sofía Gascón. Todo esto le dio una gran relevancia al filme tanto así que su protagonista terminó por ser nominada a diferentes premios. Sin embargo, para los críticos de la película, muchos de ellos personas transgénero, en el filme el tema es mal llevado cayendo en el peligro de fomentar estereotipos (y un discurso de odio), lo que no ayuda a que el tema sea comprendido y menos a que los juicios al respecto se aminoren. 

Es entendible lo que muchas voces critican porque el cambio del personaje de hombre a mujer y su espontanea conciencia sobre sus acciones del pasado son, para muchos, una narrativa muy pobre dentro de la estructura del guion, en donde se le adjudica a lo femenino y al ser mujer bondad y a lo masculino y el ser hombre maldad. Esto indudablemente cae en cuestiones misóginas, porque adjudicar características solo buenas a las mujeres es, en lo profundo, manifestar que las mujeres son incapaces de actuar (como desde hace tiempo manifiesto, el ser “bueno” tiene una implicación muy costosa: la pasividad). En ocasiones, es común asociar la bondad con la ingenuidad, la indefensión, la inocencia, etc.; características que pueden ser vistas como favorables en algunos momentos, pero que se critican en otros, como cuando la bondad se asocia a la estupidez (ser tontos).


En general, a las mujeres aún se les restringe a un rol específico que conlleva una demanda de actuar particular, se les exige ser amorosas, conscientes y prudentes de sus acciones, no violentas y cálidas; si los hombres no lo son es porque no se les exige desarrollarlo. Este rol conlleva un estado inherente de pureza, de virginidad, que les arranca de su humanidad el derecho de ser libres y ser como ellas quieran ser. Es lo que, de forma espontánea, de acuerdo con lo que las críticas cinematográficas señalan, aparece en la protagonista que siendo ya mujer se transforma en una persona que se vuelve líder y una figura a seguir por sus acciones en pro de los desaparecidos y de las madres de estos.

ree

      Tocar esto nos lleva a hablar sobre su protagonista Karla Sofía Gascón, quien vivió un camino muy tortuoso sobre todo hacia la parte final de la temporada de premios. Siendo un actor que desarrollo parte de su carrera en México, y es posible que este hecho influyera para que fuera la protagonista de la cinta, su protagónico es la oportunidad y una evidencia clara, de los tiempos que estamos viviendo, donde la apertura a papeles para grupos considerados como minorías es un hecho, como es un hecho también la resistencia que aún existe a esto. Por desgracia, la polémica que ella genero y que volvió más incendiaria la cinta francesa fue en parte por las declaraciones que la actriz desde su cuenta de “X”, emitía contra quienes criticaban la película. No hay que olvidar que las redes sociales, hacen uso de la distancia física y el anonimato para dar pauta a la expresión de un sinfín de comentarios que manifiestan lo complejo que es el mundo interno de los seres humanos.


La hostilidad, el resentimiento, el odio, la indiferencia, emociones que se producen cuando somos lastimados o nos sentimos amenazados, sumados con la agresión (que generalmente la recibimos de forma destructiva por parte del mundo), provoca que tendamos a ser poco sensibles con los demás, es la clara expresión del dolor que cargamos dentro de nosotros, que no tenemos conciencia de esto y que nunca nos han enseñado a cómo elaborarlo. Si al presente combo le agregamos los juicios que nos enseñan a tener respecto al mundo, los cuales introyectamos y nunca nos enseñan a cuestionarlos (señalar a los que son diferentes a nosotros y catalogar esas diferencias como “malas”), nos llevan a actitudes que expresan nuestro rechazo y desprecio hacia los otros. Es aquí donde fácilmente llegamos a conductas violentas, muchas de las cuales se subliman en forma de humor, sin embargo, no dejan de ser parte de esa violencia que es parte de la escalada que deriva acciones mortales. La cuestión es que aún no hacemos conciencia de que ese humor (que conlleva ironía y sarcasmo), que catalogamos de “inocente” (nos engañamos pensando que lo es) y que decimos que no hay que tomarlo tan en serio porque solo es una “broma”, son expresiones importantes de lo que hay dentro de cada uno de nosotros y de lo que no nos hacemos responsables. De esto, las redes sociales están llenas.

 

Justamente esto fue lo que evidenció, a través de su investigación del perfil de “X” de Karla Sofía Gascón, la periodista Sarah Hagi. La periodista es una mujer musulmana que, debido a tweets de Gascón, que hizo en el pasado y que hacían referencia al islam (juicios al respecto), decidió a avocarse a revisar su perfil a profundidad y se encontró con diversas publicaciones hechas por la actriz, antes de su punto de fama mediática que se dio a partir de protagonizar esta cinta, donde expresaba diversas ideas que caían claramente en la discriminación. Tweets de carácter islamofóbico, racistas, comentarios poco amables hacia sus compañeras de reparto, todo en conjunto expresan el mundo interno de la actriz, mostrando un lado nada favorable en estas épocas donde el “cancelar”, en las redes sociales y en la vida pública, a las personas, es lo común. Sin embargo, es muy común que, quienes buscan “quemar en leña verde a otros”, sean personas que también caen en las acciones que condenan, respondiendo al odio con odio, respondiendo a la violencia con violencia.


Es probable que mucho de lo expresado por Gascón, es el reflejo del dolor que ha vivido por sus diferentes experiencias de vida y, en particular, ahora que vive su vida desde su transición de género, podemos considerar que su camino hacia este objetivo no ha sido nada sencillo. Esto nos permite darle la dimensión a cómo todas las personas, sin importar su condición, enfrentan dificultades; pensar que existen privilegiados absolutos (sin negar que existen diferencias sociales que son lastimosas), es una visión que solo perpetúa el resentimiento, la envidia no llevada sanamente, y que es un desencadenante de la discriminación y de actos de violencia. Es curioso, si ponemos énfasis en su historia de vida, Karla Sofía Gascón por su necesidad interna de transicionar y vivir su vida siendo leal a su identidad, lo convirtió de un hombre blanco privilegiado europeo, a ser una mujer transgénero y formar parte de un grupo vulnerable como lo son las personas trans. Es irónico que pareciera que el proceso que vive “Manitas del Monte”, es similar al camino que en la vida real siguió Karla Sofía Gascón, mostrando una vez más que el cine y la vida de los actores, se vinculan a niveles más profundos que dejan de manifiesto que “actuar” no es solo.


 
 
 

Comentarios


© 2024 Creado por  Aldo Muñoz

bottom of page