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  • Foto del escritorAldo Muñoz Castro

La oportunidad de todos

Si asumimos nuestra responsabilidad, la oportunidad es de todos para hacer algo en pro de mejorar nuestras vidas.

Hace unos días se confirmó que los tres chicos desaparecidos en Guadalajara, propiamente, en Tonalá, Jalisco, habían muerto y la forma en que sus vidas fueron extintas solamente se puede describir como horrible. Un suceso que una vez más nos recuerda, aunque nos esmeramos por ignorarlo, el complejo mundo en el que estamos viviendo. El crimen, desde hace una década o más, ha crecido ante nuestros ojos de forma evidente, ya no oculta. Sus métodos cada vez son más violentos y visibles, porque realmente, el crimen organizado, siempre ha estado, solo que ahora lo notamos más.


El acto criminal del que fueron objeto los tres jóvenes cineastas nos sensibiliza. Pensar en ellos como “tres estudiantes de cine”, nos remite a pensar en personas inocentes, buenas en busca de preparación para su futuro, que no hacían nada malo a nadie al grabar un proyecto escolar. Víctimas que no tenían nada que ver con el crimen organizado que por azares del destino, terminaron en una situación trágica. Nos hiere como sociedad porque nuestro mayor motor es nuestra juventud. Decimos que los jóvenes son el futuro de nuestro país. Una de las mayores mentiras que he escuchado en mi vida.


Todos somos el presente de este país y es importante asumir esa responsabilidad.

Los jóvenes, son eso, solo jóvenes que no tienen la obligación de cargar el futuro de un país, pero que claro, pueden aportar su granito de arena. Para mi todos somos el futuro de México, mejor dicho, todos somos el presente de este país y es importante asumir esa responsabilidad. Se hace manifiesta la necesidad entonces de reflexionar sobre nuestras acciones en el presente, lo que hacemos y dejamos de hacer. Preguntarnos sinceramente: ¿qué de nosotros está alimentando la violencia en la cual hoy vivimos? Porque el extremo los vemos en el lugar en donde la mano de la ley no alcanza, los valores de vida no existen y las reglas se pierden, es decir, en la delincuencia. Sin embargo, la violencia está en todos los rincones de nuestro país.


Siendo sinceros, tanto el gobierno del cual tanto nos alejamos y acusamos de su corrupción, como el crimen organizado del cual hablamos con temor y horror por sus actos, no son otra cosa que partes de nuestra sociedad y de nosotros mismos. No son seres extraterrestres, ni provenientes de otra dimensión, son el resultado de nuestras propias acciones y reflejo de la forma en que el mundo se está viviendo.


¿Cómo se ligan “los buenos” y “los malos”, en esta ecuación?, ¿cómo es posible que la gente buena produzca, o sea factor, para que exista la gente mala? Para ello primero hay que entender que los buenos y malos solo existen en las películas de antaño. No hay personas absolutamente buenas, ni absolutamente malas. En mi opinión, yo solo veo personas que tiene acciones que vienen de motivos profundos y que las consecuencias de sus actos pueden ser valoradas como adecuadas o inadecuadas, buenas o malas, dentro o fuera de la ley, etc. Es decir, nada es negro y nada es blanco. Esto explica porque a veces a los narcotraficantes se les puede ver como buenos, cuando tienen acciones buenas y malos, cuando tienen acciones malas. Necesitamos ver a las personas en totalidad.


Si el crimen organizado hoy opera de forma más violenta y de forma más visible, es porque nosotros lo hemos tolerado y fomentado.

Una vez que vemos las cosas con otros ojos entonces podemos comprenderlas de una manera distinta. Si el crimen organizado hoy opera de forma más violenta y de forma más visible, es porque nosotros lo hemos tolerado y fomentado. Desde un gobierno que lo ha permitido, por la misma corrupción que corre por sus venas y que pudre ese sistema, hasta una población que no es capaz de respetar a un policía, lo llama “poli” y cada vez que puede lo transgrede y “pendejea”. Pero la cosa no para ahí. Para ello me apoyare en los hechos sucedidos a estos tres cineastas.


Si revisamos el caso, lo que a mi me llamó la atención de su muerte fue que parecía que no existía una conexión entre ellos y el crimen organizado, De hecho, varios artículos periodísticos así o narran, pero se equivocan. No ha sido el centro de atención total por lo impactante de la muerte de estos chicos, sin embargo, hay una clara explicación de porque les tocó esta situación. La casa donde estaban grabando.


Los antecedentes de esta casa donde grababan su proyecto escolar son muy graves. El domicilio fue reportado como “una casa de seguridad de un grupo criminal. Quien prestó la casa a los chicos fue la tía de uno de ellos, por cierto, ahora sujeta a un proceso penal por otra acusación criminal en su contra. A esto es a lo que me refiero con la conexión que, de alguna manera, tenemos con el crimen organizado. Si las investigaciones se confirman, siguen en curso actualmente, el crimen se originó debido a esa casa, usada por un bando criminal y vigilada por el bando rival, quienes finamente mataron a los chicos por averiguar si eran parte de “los contrarios”.


¿El sobrino de esta mujer, y una de las víctimas, tenía conocimiento de que la casa era usada por el crimen organizado?, ¿sus amigos sabían de este antecedente al momento de elegir el lugar de grabación?, ¿los padres de estos jóvenes sabían algo de esto? Es posible que nunca sepamos las respuestas a estos cuestionamientos. Lo que si me permite manifestar el hecho es la necesidad de revisar dentro de nuestros mundos como aportamos a la violencia que hoy vivimos.


Seguimos dejando de prestar atención a los detalles, y eso es muy peligroso. Pasamos por alto cosas, sobre todo acciones. Como los estudiantes que consumen marihuana, que para ellos puede ser inofensiva, sin pensar el origen de la misma. Regularmente, procede de personas que se dedican a matar, descuartizar, violentar, secuestrar, explotar, etc, a otras. Compramos discos piratas a quienes, por las noches roban a transeúntes, o si no es así, no vemos que quienes venden esa piratería pertenecen a un gremio que paga derecho a alguien que no está dentro de la ley. Damos mordida al policía que, a la vez, tiene negocio con los cuidachoches que son una red fuera de la ley.


Dense de favor la oportunidad, en lugar de espantarse, de preguntarse honestamente ¿cómo fomentamos al crimen organizado desde nuestras vidas? Les suplico que lo hagan, porque es posible que el no hacerlo un día les cueste la vida de alguien importante o, pero aún, que el costo sea su vida. Ya no seamos ciegos, todos somos participes de lo que sucede en este país, afortunadamente, si asumimos nuestra responsabilidad, la oportunidad es de todos para hacer algo en pro de mejorar nuestras vidas.


Aldo Muñoz

aldo@aldomunoz.com

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